Nuestra Región

Historia del municipio

Los primeros habitantes humanos del actual municipio de Colón fueron aborígenes con un bajo nivel de desarrollo en la producción de alimentos, a sea, pueblos dedicados básicamente a la recolección, la caza y la pesca. Asentados en la rivera del arroyo Jigüe, del Consejo Popular San José de los Ramos, desarrollaron las industrias de la concha y de la lítica, y demostraron su capacidad de transportación a través de la cuenca hidrográfica La Palma – Meteoro en la búsqueda de territorios alejados de la costa norte con presencia de alimentos de altos valores proteicos.   

Principales efemérides del municipio

En ninguno de los documentos históricos de los protagonistas de los procesos de conquista y colonización de Cuba, se hace mención del territorio donde se asentaría Colón. Varios factores parecen haber influido en el despoblamiento y abandono  de que fuera objeto la localidad por las autoridades españolas, en las décadas iniciales de la dominación colonial: la carencia de metales preciosos y su lejanía geográfica de las costas y de la villa de San Cristóbal de La Habana, única existente en el Occidente de la Isla. 

Las primeras referencias históricas del municipio nos llegan al comenzar la mercedación de algunas de sus tierras por el Cabildo de La Habana.  Importantes familias de esa villa como los  Rojas y  los Recio, adquirieron extensos territorios  para el desarrollo de la ganadería, renglón económico fundamental de Cuba una vez agotado el oro. La mercedación más antigua de que se tenga noticia en la zona aconteció el 14 de julio de 1572, al serle concedido a Antón Recio el hato Las Ciegas, cuyo nombre aborigen fue Cunagua y que hoy pertenece al Consejo Popular San José de los Ramos.

Otras mercedaciones importantes de la época fueron el hato Guareiras (1578),   recibida por Alonso Velázquez  y Cuéllar, miembro de la familia del Conquistador de la Isla, y el sitio Laguna Bermeja (1590) otorgado a Pedro Sánchez, en una de cuyas parcelas se fundó la ciudad de Colón, siglos después. Durante el siglo XVII fueron mercedados los sitios Laguna Grande (1609), Guamutas (1626) dentro del inmenso hato de igual nombre, Banagüises (1629), Río Jigüe (1631), Río Piedra (1662), Laguna Tinguaro (1664) y otros. Se observa que la mayoría de las mercedaciones realizadas en esa centuria respondieron a la conjugación del binomio tierra-agua, pues en sus predios existieron fuentes acuíferas donde el ganado cautivo podía calmar la sed. Actualmente, en algunos de estos territorios se encuentran importantes núcleos poblacionales que conservan  sus nombres primitivos.

No es hasta el siglo XVIII que la ganadería alcanzó un notable desarrollo en la localidad, como resultado del otorgamiento de nuevas mercedaciones y licencias para introducir ganado, fundamentalmente en tierras realengas que iban quedando entre los distintos hatos y corrales. Un ejemplo de ello se demostró después de la toma de La Habana por los ingleses en 1762. Ante la demanda que tuvo el consumo de carne en la capital, los cuartones de Guamutas y de otros lugares de Matanzas, abastecieron con sus reses a los habitantes habaneros ante la escasez de alimentos.

El corte de maderas preciosas por la Real Armada para la construcción y reparación de barcos, constituyó otro importante renglón económico en Guamutas. Jacobo de la Pezuela, en su  Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la Isla de Cuba, planteó que esta actividad favoreció la formación en el lugar de un núcleo poblacional, dotado de una ermita  desde finales del siglo XVII. Paralelamente al incremento de la producción ganadera en la región, la industria maderera alcanzó su mayor vigor en la segunda mitad del setecientos, según el plano de Fray Blas de la Barreda de 1759.

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