Artesanía Popular
Dentro del artesanado colombino hubo personas que desempeñaron oficios afines como maestro albañil, pintores, decoradores, chapistas, carpinteros y trabajadores agrícolas, cultivando algunas veces una o más manifestaciones, a las que consagraron su talento para ganarse el sustento diario. Históricamente los materiales más utilizados en su labor creativa han sido la madera, el cuero, el metal, el vidrio, el plástico, el yarey y las fibras vegetales.
En el pasado se destacó Dolores Muñiz Espinosa, la primera artesana colombina en lo tocante a la calidad de esta manifestación que durante décadas cultivó. Especialista en tejer y bordar elaboró variadas piezas como sobrecamas, tapetes, encajes, pañuelos, entredós y cojinetes. También Antonio Jiménez González con pequeños trabajos en madera, algunos de los cuales colocaba en el interior de frascos de vidrio, y una serie hagiográfica de reducido formato que obsequió a amistades. En los bateyes azucareros, descendientes de esclavos han mantenido esta tradición a través del bordado, dando origen a hermosas alfombras, sobrecamas, cojines, mantas, etc.
La tradición en el trabajo artesanal con la madera se ha mantenido en las últimas décadas, estimulado fundamentalmente por la despenalización del dólar norteamericano en los años 90, la creación de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) y las posibilidades ofrecidas para la comercialización de sus obras a través del Fondo de Bienes Culturales, ARTEX y las Tiendas Caracol. Dentro de esa tradición se halla el trabajo con madera ensamblada, materia prima elemental en la elaboración de autos, trenes, aviones, equipos de construcción, cofres y humidores de tabaco, jarros, llaveros, imágenes de personalidades históricas, flora y fauna cubanas, bohíos, etc.



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